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        La sesión de fotografías después de la ceremonia es perfecta para hacer esas fotos más pausadas, lejos del tumulto, a solas con los recién casados. A priori puede parecer que los fotógrafos le estamos robando un tiempo muy preciado a los novios para estar con sus invitados (siempre se ha dicho que una boda se pasa volando, con todo lo que cuesta prepararla), sin embargo, la pareja siempre agradece estos minutos de descanso y se lo toman como un pequeño respiro después de todas las emociones vividas, saludos y montones de besos. Al fin y al cabo, suele ser la primera ocasión que tienen para estar solos y seguramente aún no hayan tenido ningún otro momento para hablar entre ellos.

        Esta sesión fotográfica es quizá el único momento de la boda en el que intervenimos directamente sobre la escena, dando unas pequeñas pautas acerca de las poses de la pareja o el lugar donde tienen que estar. Pero nada más que eso, generalmente dejamos que la pareja se relaje, que hablen entre ellos y adopten posturas naturales en las que luego se puedan reconocer.

        No nos gusta interrumpir el transcurso de la boda, así que somos bastante rápidos y comedidos en este momento y nunca estamos más de 15 o 20 minutos con la sesión de fotos, entendemos que la pareja lo que quiere es ir a tomar algo con sus invitados. Tampoco somos partidarios de trasladarnos a lugares que estén lejos de donde se celebra el evento, solemos adaptarnos bastante bien para hacer las fotografías en cualquier rincón cercano.

        Esta sesión fotográfica que os mostramos hoy es de Noe y Jonatan, una simpática pareja del País Vasco que se casó en Extremadura. Para hacer las fotos no nos movimos del lugar, el Hotel Cortijo Santa Cruz tiene un pequeño campo de golf que nos sirvió de escenario.

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